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“Reforma Fiscal en la República Dominicana: ¿Un Espejismo de Sostenibilidad o una Trampa para las Mayorías?”

Licda. Judith Decena Santana.

En un contexto de crisis global marcada por la interconexión de desafíos económicos y ambientales, la búsqueda de estabilidad y sostenibilidad se ha convertido en un imperativo para las naciones. La República Dominicana no es la excepción. La propuesta de reforma fiscal del presidente Luis Abinader surge como una oportunidad crucial para enfrentar los problemas estructurales que afectan a la nación. Sin embargo, su implementación requiere más que un simple ajuste impositivo; exige un cambio estructural que promueva la justicia social y el desarrollo sostenible.

El Precio de la Inacción: Gasto Público y Desigualdad

Por años, la República Dominicana ha sido escenario de debates en torno al uso del gasto público, especialmente por las remuneraciones excesivas de funcionarios y los recurrentes escándalos de corrupción. Diputados y senadores perciben salarios que superan los RD$400,000 mensuales, sin contar los privilegios adicionales como dietas y los fondos discrecionales "barrilito" y "cofrecito". Esta situación contrasta con el acceso limitado a servicios esenciales para la población, generando un sentimiento de injusticia y abandono.

El aumento sostenido del gasto gubernamental no ha derivado en mejoras sustanciales para la mayoría de los dominicanos. Mientras los sueldos del sector público crecen, el costo de vida sigue aumentando, especialmente en la canasta básica, que supera los RD$45,000 mensuales. En comparación, los salarios sectorizados apenas alcanzan entre el 40% y el 70% de este monto, lo que obliga a las familias a endeudarse o a trabajar más para sobrevivir.

La Corrupción: Un Obstáculo para el Desarrollo

La corrupción ha sido una constante en la política dominicana en las últimas dos décadas, con casos emblemáticos como el de Odebrecht, que evidenciaron el desvío de fondos públicos en beneficio de funcionarios y empresarios. La falta de sanciones contundentes ha perpetuado la impunidad, reforzando la percepción de que la corrupción es parte integral del sistema.

Esta situación no solo afecta la credibilidad de las instituciones, sino que también limita el progreso del país. Los recursos desviados por actos corruptos representan oportunidades perdidas para invertir en educación, salud, y otras áreas vitales para el desarrollo. El resultado es un ciclo de pobreza y desigualdad que se perpetúa con cada nuevo escándalo.

Reformas Progresivas para un Cambio Estructural

La propuesta de reforma fiscal debe abordarse como una oportunidad para iniciar un cambio estructural en la República Dominicana. La actual estructura impositiva es regresiva, afectando desproporcionadamente a los sectores de menores ingresos. La implementación de impuestos progresivos y la eliminación de privilegios fiscales para las élites permitirían redistribuir la riqueza y reducir la desigualdad.

Sin embargo, la reforma fiscal no debe limitarse a incrementar la recaudación. Los recursos obtenidos deben destinarse a mejorar servicios públicos esenciales como la educación, la salud y el transporte. Por ejemplo, invertir en la modernización del sistema educativo podría preparar a los jóvenes para trabajos mejor remunerados, mientras que un sistema de salud robusto garantiza una vida digna para todos.

La Sostenibilidad como Prioridad: El Papel de las Ciudades Autosostenibles

El concepto de ciudades autosostenibles ofrece un marco ideal para orientar la reforma fiscal hacia el desarrollo urbano inclusivo. Estas urbes promueven la eficiencia energética, el transporte sostenible y la producción local de alimentos, minimizando el impacto ambiental y fomentando la equidad. Si la recaudación adicional se orienta a proyectos que promuevan estas prácticas, se establecería una base sólida para un desarrollo sostenible y resiliente.

Invertir en energías renovables, por ejemplo, no solo mitigaría los efectos del cambio climático, sino que también reduciría los costos energéticos para los ciudadanos y generaría empleo en sectores emergentes. Asimismo, mejorar la gestión de residuos y la movilidad urbana reduciría la contaminación y la congestión, mejorando la calidad de vida en las ciudades.

Mejorando los Servicios Públicos: Clave para la Cohesión Social

La calidad deficiente de los servicios públicos perpetúa la desigualdad en el país. Es urgente mejorar la infraestructura sanitaria y educativa, así como modernizar el transporte público. La implementación de autobuses eléctricos y la promoción de alternativas sostenibles, como el uso de bicicletas, deben ser parte de una estrategia integral para mejorar la movilidad urbana.

El aumento del salario mínimo también es crucial. Ajustarlo de acuerdo con la inflación y el crecimiento económico permitiría a los trabajadores cubrir la canasta básica y dignificar su empleo. Sin estas reformas, la estabilidad económica seguirá siendo una ilusión para gran parte de la población.

La Seguridad Social y la Canasta Básica: Temas Prioritarios

El sistema de seguridad social necesita una reforma integral que amplíe la cobertura y garantice pensiones dignas. Los bajos montos actuales y la exclusión de los trabajadores informales son problemas graves que deben abordarse con urgencia. Mejorar la gestión de los fondos de pensiones y asegurar la inclusión de todos los ciudadanos es vital para una sociedad más equitativa.

El alto costo de la canasta básica es otro obstáculo significativo. Implementar políticas de subsidios alimentarios y fomentar la producción agrícola local para reducir la dependencia de importaciones son medidas esenciales para aliviar la carga sobre las familias.

Un Llamado a la Acción: El Momento de la Reforma

El presidente Abinader tiene la oportunidad de dejar un legado histórico en la República Dominicana. La reforma fiscal no debe ser vista solo como una política económica, sino como un catalizador para un cambio profundo que aborde la desigualdad y promueva la sostenibilidad. Este es el momento para que el gobierno asuma un compromiso firme con la estabilidad y la justicia social, adoptando los principios de ciudades autosostenibles y alineándose con la Agenda 2030 de la ONU.

Finalmente: Hacia un Futuro Sostenible y Equitativo

El camino hacia la sostenibilidad y la justicia social en la República Dominicana no será fácil, pero es indispensable. La reforma fiscal y las reformas estructurales complementarias ofrecen la oportunidad de construir un país más equitativo y resiliente, donde todos los ciudadanos tengan la posibilidad de prosperar sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras.

La historia ha demostrado que la ciudadanía dominicana está dispuesta a luchar por sus derechos. Ahora, el gobierno debe demostrar que tiene la voluntad de responder a esas demandas con acciones concretas que transformen la realidad del país.

Autora: Judith Decena Santana
Dominicana, Abogada y Comunicadora

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